Las Mamás no pueden hacer de Papás, ni los Papás pueden hacer de Mamás.




Fue Dios quien creó el matrimonio entre un hombre y una mujer, y también fue Dios quien creó a los papás y a las mamás para criar a sus hijos. Las mamás no pueden hacer de papás, ni los papás pueden hacer de mamás. Los dos sexos son diferentes y necesarios para el desarrollo integral de los niños. Papá y mamá aportan modelos y estilos diferentes, equilibrio, seguridad, confianza, estímulo y madurez.

Por tanto es sencillo deducir que los niños criados por parejas del mismo sexo crecerán en clara desventaja. Quedarán privados de los beneficios que sus papás y sus mamás les podrían aportar. Como resultado sufrirán carencias, inseguridad, falta de confianza, dependencia y falta de equilibrio emocional. Correrán un riesgo de abuso y de explotación por parte de los adultos. Les surgirán confusiones con su propio sexo y tendrán dificultades en su proceso de vinculación. Y cuando lleguen a su edad adulta se les hará muy difícil respetar a otros hombres y mujeres.

“El hogar es una institución proveniente de Dios. El ordenó que el círculo de la familia: el padre, la madre y los hijos, existiese en este mundo como una sociedad”. (HC, 188)

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