El comportamiento de Cintia durante los últimos días estaba preocupando a su madre. Parecía nerviosa y asustadiza, algo inusual para la chica despreocupada que amaba reir y sentía curiosidad por todo. La mamá llegó al fondo de la cuestión.
—He perdido mi llavero de la suerte, el del trébol de cuatro hojas —gimió Cintia—. Mañana es el día de San Patricio; se supone que debo dar mi discurso frente a toda la clase, y ¡no puedo hacerlo sin mi llavero! La madre acercó a su hija a ella. —Cariño, tú realmente no crees en eso, ¿verdad? Cintia revoleó sus ojos. —Mamá, ¿cómo puedes explicar por qué siempre tengo mejor suerte cuando tengo mi llavero Conmigo? Es obvio, ¿no?
—Eso es una superstición —explicó la madre—. Algunas personas creen que el universo está hecho de buena suerte o de mala suerte, pero nosotros sabemos que no es cierto, porque conocemos a Jesús. La Biblia nos dice que él tiene control sobre todo, y que sabe todo acerca de nosotros.
No necesitamos escuchar a los supersticiosos porque podemos confiar en que Jesús siempre hará lo mejor para nosotros. Y estoy segura de que, si estás bien preparada para tu discurso y elevas una plegaria antes de presentarlo, podrás vencer cualquier viejo llavero cualquier día.
—Bueno, entonces, oremos ahora mismo —pidió Cintia.
SPLASH
Muchos atletas profesionales son tan supersticiosos que, a veces, pasan días o semanas, o incluso meses, sin lavar un artículo de ropa determinado (como. por ejemplo, los calcetines). No querrías estar cerca de alguien que lleve algo tan maloliente, ¿no?
¿Y AHORA?
¿Tienes alguna cosa que creas que te trae suerte? ¿Puede algo dar más suerte que tener a Jesús a tu lado?
Por: Penny Estes Wheeler
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